LOS NÚMEROS DEL ELEFANTE

Jorge Díaz

Planeta, 2009


El fenómeno de la emigración durante la posguerra es un asunto que siempre ha dado bastante juego en la literatura española, unas veces con mayor fortuna que otras. Pero armar una historia que refleje con rigor e interés el periplo vital de alguien que se ve obligado al desarraigo y a crearse una nueva vida partiendo de cero no resulta tarea sencilla. En esta ocasión, Jorge Díaz (Alicante, 1962) ha decidido emplear ese contexto como telón de fondo para narrarnos una cautivadora historia en Los números del elefante (Planeta, 2009), su afortunado debut como novelista.

Bernardo Candeleira es un niño que, en plena posguerra, crece en un pueblo del interior de Galicia maravillado por los cantos de sirena que le llegan acerca de aquellos que han decidido emigrar a Sudamérica para dejar atrás el hambre y la miseria que asola España. En 1954, durante su cumplimiento del servicio militar, el barco en el que Bernardo se encuentra enrolado atraca en el puerto de Río de Janeiro. Allí, un oscuro incidente le obliga a desertar para evitar el enfrentamiento con las autoridades. En situación irregular dentro de un país tan ajeno como extraño, Bernardo malvive como puede hasta que se topa con Albino, un amigo de la infancia que emigró pocos años antes y que ha hecho una cierta fortuna con negocios poco claros. Son los años del milagro brasileño, los años dorados durante los cuales el país emerge en una estela de glamour y riqueza tras la que se ampara lo más granado y lo más sórdido de la sociedad brasileña. Mafias, juego clandestino —el jogo do bicho que da lugar al peculiar título de la novela—, prostitución, drogas... parcelas dominadas en gran medida por los clanes de gallegos llegados al país en busca de fortuna. Con la ayuda de Albino, Bernardo cambia de identidad y se sumerge en una vida de lujos, azares y peligros que jamás soñó alcanzar. Ni en sus mejores sueños ni en sus peores pesadillas.

A pesar de bordear, por su contenido, la novela histórico-social, lo cierto es que nos encontramos un texto que, bajo la aparente pátina de un thriller, esconde uno de los retratos costumbristas más precisos que, acerca de un país y una situación concreta —la emigración hacia Sudamérica—, se ha escrito en los últimos tiempos. A partir de una narración bosquejada en primera persona, a modo de un diario, Jorge Díaz va perfilando con excelente pulso narrativo un detallado mapa social y cultural de lo que fue la vida en Río de Janeiro durante los años 50 y 60 desde la perspectiva de los españoles que emigraron a aquel lugar. Cabe destacar en la novela el acierto de emplear un peculiar recurso cercano a la metaliteratura en el que Jorge Díaz se desenvuelve con innegable maestría y que le lleva a afrontar con solvencia el que gran parte del texto, emulando los modos y maneras de su aparente autor, una persona de escasa formación, esté redactado con una prosa llana, descarnada, exenta de todo lirismo narrativo —hasta el punto de resultar en ocasiones intencionadamente naïf, casi burda—, pero que, con el avance de la historia, termina resultando imprescindiblemente eficaz desde el punto de vista literario ya que dota al relato de una insospechada verosimilitud, una veracidad que, puesta de forma cuasi-literal en boca y palabras de su protagonista, enriquece y fortalece todos los matices de la trama. Una historia de la que conviene destacar la emocionante coda final con la que el relato cierra de forma perfecta el círculo que empezó a trazar desde el inicio del texto.

Sin duda alguna, una novela muy recomendable que supone el plausible arranque de un autor al que conviene no perder la pista.

Parque Coimbra, abril de 2009