LA ÚLTIMA FOSA

Alejandro M. Gallo

Editorial Laria, 2007


El descubrimiento de una fosa común que data de los tiempos de la posguerra unido al cruel asesinato de una joven en un apartado paraje de Gijón, dos hechos separados entre sí por más de 70 años, son el punto de partida de La última fosa, una nueva aventura del inspector de policía Trinidade Ramalho da Costa, antiheroe recurrente en el imaginario de Alejandro M. Gallo (Astorga, 1962) que cuenta en su haber con otras dos novelas protagonizadas por el mismo personaje. El primero de los misterios se centra en la sorprendente y anacrónica aparición del cuerpo de una mujer que desapareció durante la revolución de 1934, años antes del fusilamiento que dio lugar a la fosa. Respecto al segundo de los enigmas, lo extraordinario resultan ser las feroces circunstancias en las que aparece el cadáver de la joven, amiga de la infancia del inspector Ramalho: encerrada en el maletero de su propio coche al que han prendido fuego. Ramalho, aún convaleciente de una herida de bala sufrida en una peripecia anterior, viajará a los lugares donde sucedieron los hechos en compañía de El Coronel, un viejo conocido, irredento izquierdista, antiguo maquis y filósofo de barra de bar. Entre los dos se encargaran de ir siguiendo las pistas que terminarán por conducirles a la sorprendente resolución de ambos misterios.

Narrada en clave de la novela negra, uno de los mayores logros de La última fosa, amén de su contundente trama argumental, es la maestría con la que su autor hace uso de diversos géneros aparentemente estancos sin que el resultado se convierta, como en muchas otras novelas, un burdo pastiche deslavazado. A ratos, la novela aparenta una comedia, teñida de un tono jocoso y revenido protagonizado por las lapidarias sentencias de El Coronel y su manifiesta retranca. A ratos, se asemeja más a una canónica road movie donde se desgranan las verdades, los fantasmas y las miserias de sus dos protagonistas. En otros, pasa por ser un excelente ejercicio de recreación histórica que narra con pulcra precisión los hechos acontecidos en Asturias durante la revolución del 34. Y alrededor de todos esos contextos, Alejandro M. Gallo articula una admirable novela policíaca, clásica en fondo que no en forma, donde sus personajes adquieren la dimensión precisa y necesaria para guiarnos a través de dos trágicas historias, diferentes pero plenas de inesperados nexos en común. Una novela imprescindible no sólo para los seguidores del género sino para todos aquellos que deseen disfrutar de la buena literatura enfocada desde muy diversas perspectivas.

Un último apunte: sublime el guiño del autor acerca de los tópicos del género negro puestos en boca de uno de los personajes tratando de aconsejar a otro sobre cuáles deben ser los ingredientes indispensables para toda novela policíaca que pretenda ser original y novedosa.

Parque Coimbra, agosto de 2008